El Estadio Alfredo Harp Helú fue testigo de una jornada inolvidable cuando el actor mexicano Diego Luna, protagonista de la serie “Andor, una historia de Star Wars”, lanzó la primera bola en el partido entre los Diablos Rojos del México y los Conspiradores de Querétaro. Esta aparición especial formó parte de la promoción de la segunda temporada de la serie, disponible en Disney+, y de la presentación oficial de un jersey conmemorativo inspirado en el icónico universo creado por George Lucas.
La energía en el estadio fue eléctrica. Diego Luna, quien actualmente representa a uno de los personajes más emblemáticos del mundo galáctico, no solo cumplió con el lanzamiento ceremonial, sino que también se sumó a una dinámica única con los jugadores del equipo escarlata. La colaboración entre los Diablos Rojos y la saga de Star Wars promete conquistar tanto a fanáticos del béisbol como a seguidores de la ciencia ficción.
El jersey conmemorativo, que fue presentado con entusiasmo, será utilizado en el partido del próximo cuatro de mayo, fecha reconocida mundialmente como el “Día de Star Wars”. Además, estará disponible para su compra durante ese fin de semana, convirtiéndose en una codiciada pieza para coleccionistas y fanáticos de ambas pasiones.
Las celebraciones no terminan allí. A partir del viernes dos de mayo y hasta el domingo, el Estadio Alfredo Harp Helú se transformará en un verdadero punto de encuentro para los amantes de la saga. Dinámicas especiales, actividades temáticas y un ambiente galáctico formarán parte de la experiencia que promete ser única en su tipo en el país.
Durante su visita, Diego Luna no desaprovechó la oportunidad de compartir momentos especiales con los peloteros de los Diablos Rojos. En los vestidores, sostuvo una charla llena de nostalgia con el reconocido Robinson Canó. Luna recordó haber asistido de niño a un partido de los Diablos Rojos en el antiguo estadio, mientras que Canó, con una sonrisa, compartió que también solía recorrer esos pasillos en su infancia, acompañando a su padre, José Canó, quien jugó en la década de los noventa con el equipo capitalino.
Antes de despedirse, Diego Luna expresó su entusiasmo por el ambiente vivido. “Me encantó estar aquí, me gustó venir, me gustaría volver a venir, pero venir en bola, con mi familia, con mis amigos, me gusta el béisbol y hace rato no voy”, declaró, dejando claro que su pasión por el deporte sigue tan viva como su amor por la actuación.
La fusión entre el béisbol y una de las franquicias cinematográficas más importantes de todos los tiempos asegura un espectáculo que quedará grabado en la memoria de los fanáticos, en una celebración donde la fuerza y el espíritu deportivo se unen en una misma galaxia.