Luka Doncic rompió el silencio y también su teléfono. El astro esloveno de la NBA confesó que, tras enterarse de su inesperado traspaso de los Dallas Mavericks a Los Angeles Lakers, lo primero que hizo fue lanzar su celular contra el suelo. La reacción fue tan visceral como sincera: “Sentí que mi corazón estaba roto”, declaró el jugador en una entrevista con ESPN, difundida este viernes.
El movimiento sacudió a toda la liga, pero a Doncic le impactó más que a nadie. El traspaso lo tomó por sorpresa mientras se preparaba para dormir. “Lo primero que dije, probablemente como tres veces, fue: ‘¿Es el día de los Inocentes?’”, reveló con incredulidad. A pesar del golpe, el teléfono aún funciona, aunque luce con una pantalla trasera hecha trizas. El esloveno lo mostró ante las cámaras, como prueba de un momento que difícilmente olvidará.
Aunque ahora viste la camiseta púrpura y dorada, Doncic confesó que sigue siendo extraño oír que es parte de los Lakers. En su corazón, su plan siempre fue quedarse en Dallas. “Por supuesto que quería jugar toda mi carrera con los Mavericks”, aseguró.
El regreso a la ciudad texana no pasó desapercibido. Su primer partido como visitante fue una noche inolvidable, tanto para él como para la afición que no dudó en rendirle tributo. Doncic respondió como solo él sabe: encestó 45 puntos y protagonizó lo que él mismo describió como “la mejor actuación de mi carrera en la NBA”. Lo vivió como un homenaje, una despedida, y un reencuentro. “El amor entre los fans y yo fue algo muy especial”, expresó.
Sin embargo, los ecos de su salida siguen generando ruido. Doncic no ocultó su descontento con la actitud del gerente general de los Mavericks, Nico Harrison, quien justificó el traspaso argumentando que “la defensa gana campeonatos”. El jugador señaló que Harrison no se comunicó con él ni la noche del movimiento ni en ningún momento posterior. “Es simplemente triste la manera en la que está hablando ahora. Nunca he dicho nada malo sobre él y ahora solo quiero seguir adelante”, sentenció.
La nueva etapa de Luka Doncic en Los Angeles arranca con emociones mezcladas y cicatrices aún frescas. A pesar de ello, su talento no conoce fronteras ni camisetas. Y aunque su teléfono esté estrellado, su juego sigue intacto.