El reciente encuentro entre las Washington Mystics e Indiana Fever marcó un hito en la WNBA, al reunir a 20,711 espectadores, convirtiéndose en el partido de mayor asistencia en la historia de la liga. La emocionante victoria de las Mystics por un punto (92-91) fue solo un aspecto del evento, que también celebró el cierre de la temporada regular. En el centro de atención estuvo Caitlin Clark, la escolta novata de las Fever, quien ha revolucionado el baloncesto femenino con su talento excepcional y carisma.
Clark, número uno del último draft, ha roto numerosos récords en su temporada debut, acumulando 769 puntos y 122 triples, lo que la posiciona como la novata más destacada de la liga. Su juego ha llevado a que las audiencias en los estadios y por televisión se disparen, similar a lo que ocurrió cuando jugaba para la Universidad de Iowa. En este partido, se pudo ver una multitud de aficionados con su número 22, que celebraron cada uno de sus lanzamientos, generando un ambiente electrizante en el Capital One Arena.
A pesar de que Clark terminó el partido con 8 puntos, 8 asistencias y 4 rebotes en 20 minutos, su influencia en el juego y en el público ha sido monumental. Además, se ha convertido en la primera novata en conseguir un triple-doble en la WNBA, habiendo logrado dos en total, y se acerca a los récords establecidos por leyendas como Diana Taurasi.
Mientras Clark brilla, su rivalidad con Angel Reese, la ala-pívot de las Chicago Sky, también ha capturado la atención de los aficionados. Ambas jugadoras, de 22 años, han generado comparaciones con la histórica rivalidad entre Larry Bird y Magic Johnson en la NBA. Sin embargo, el contraste en sus estilos de juego y personalidades es notable: una es conocida por su enfoque modesto y su juego de perímetro, mientras que la otra se destaca por su físico y juego agresivo bajo el aro.
Reese ha establecido sus propios récords, como el de rebotes en una temporada (446), y ha sido reconocida como la primera novata en lograr un doble-doble en el Partido de las Estrellas. Sin embargo, su temporada se vio truncada por una lesión en la muñeca. A pesar de esto, su impacto ha sido significativo, y su rivalidad con Clark ha generado tanto admiración como controversia.
La WNBA se encuentra en un momento crucial, y el interés por el baloncesto femenino está en aumento, gracias a estrellas como Clark y Reese. Las Fever, ahora en los playoffs con un balance de 20 victorias y 20 derrotas, se enfrentarán a las Connecticut Sun en la primera ronda, que comenzará este domingo. Con esta temporada, el baloncesto femenino está viviendo un resurgimiento sin precedentes, y la WNBA está lista para aprovechar esta oportunidad.