El silencio fue ensordecedor en el estadio. Cada grito de ánimo se sofocó en un instante cuando Grant DuBose, receptor de los Miami Dolphins, quedó inmóvil sobre el césped tras un brutal choque casco contra casco. Una conmoción cerebral que dejó corazones paralizados y una comunidad deportiva al borde del llanto.
Todo ocurrió en el tercer cuarto del enfrentamiento contra los Houston Texans. DuBose, quien regresaba al terreno de juego tras semanas de recuperación por una lesión en el hombro, se estiró para atrapar el balón. En ese preciso instante, un golpe del safety Calen Bullock impactó su cabeza con violencia. La escena fue desgarradora: el cuerpo del joven receptor se sacudió y luego quedó inerte, sus puños cerrados en una posición conocida como «respuesta de esgrima», una señal inequívoca de un trauma cerebral severo.
“Fue un momento escalofriante. Nadie sabía qué pensar”, comentó un aficionado presente en el estadio. La tensión se palpaba mientras el personal médico corría hacia el jugador, quien yacía sin moverse. Durante diez minutos que parecieron eternos, DuBose fue evaluado y atendido. Le cortaron la camiseta, le inmovilizaron el cuello y fue colocado en una camilla. El aire se espesó cuando lo sacaron del campo sin que mostrara señales de movimiento.
Desde el hospital en Houston, los informes iniciales trajeron un respiro: DuBose puede mover todas sus extremidades. «Los resultados son positivos», aseguró el comunicado de los Dolphins. Pero la preocupación persiste. Las conmociones cerebrales son una sombra que persigue a la NFL, y DuBose es solo el último nombre en una lista que crece año tras año.
El quarterback de Miami, Tua Tagovailoa, conoce esa angustia de primera mano. “Es devastador verlo pasar por esto. Me siento culpable por esa jugada», confesó Tagovailoa, quien sufrió una conmoción similar en 2022 que lo dejó fuera del campo en camilla.
El deporte rey de los Estados Unidos se tambalea cada vez que un jugador sufre una lesión tan grave. Los protocolos han mejorado, pero el riesgo sigue latente. DuBose, quien solo quería demostrar su valía tras semanas de ausencia, ahora enfrenta una recuperación incierta. En redes sociales, los mensajes de apoyo no tardaron en llegar. «Oramos por ti, Grant», escribió un seguidor de los Dolphins. La comunidad deportiva se une en solidaridad, pero también en reflexión: ¿Cómo evitar que el deporte que aman se convierta en una ruleta rusa suicida para sus héroes?
Grant DuBose lucha ahora fuera del campo, mientras Miami y el mundo del fútbol americano esperan una victoria más importante que cualquier touchdown: su recuperación total.