El fútbol argentino despide a uno de sus personajes más emblemáticos. Hugo Orlando Gatti, mejor conocido como “El Loco”, falleció este domingo a los 80 años en el Hospital Pirovano de la Ciudad de Buenos Aires. Tras permanecer internado durante dos meses, su familia tomó la difícil decisión de retirarle el respirador mecánico, debido a un cuadro de salud calificado como “irreversible” por los médicos.
El exguardameta estaba ingresado en terapia intensiva, con diagnóstico de neumonía, insuficiencia cardíaca y renal. Se encontraba en coma farmacológico cuando, finalmente, su cuerpo no resistió más. Su partida deja un vacío en el fútbol sudamericano y en quienes crecieron viéndolo defender el arco con valentía, carisma y un estilo tan arriesgado como inolvidable.
“El Loco” fue una figura que marcó una época. Dueño de una personalidad extrovertida y un estilo revolucionario, Gatti rompió moldes desde el arco. Considerado un discípulo de Amadeo Carrizo, quien fuera nombrado mejor portero sudamericano del siglo XX, hizo del riesgo un arte y del espectáculo un sello personal.
Sus actuaciones memorables en Boca Juniors lo convirtieron en ídolo. Con 417 partidos oficiales, se mantiene como el arquero con más apariciones en la historia del conjunto xeneize. También vistió las camisetas de River Plate, Gimnasia y Esgrima La Plata, Unión de Santa Fe y Atlanta, dejando huella en cada club por donde pasó. A nivel selección, defendió los colores de Argentina, aunque una lesión lo apartó del sueño de disputar el Mundial de 1978, donde la albiceleste se coronó campeona bajo el mando de César Luis Menotti.
La irreverencia no se quedó en la cancha. En sus últimos años, Gatti residía en Madrid, donde se desempeñaba como comentarista del programa “El Chiringuito”, un espacio que le permitió mantener vigente su presencia mediática y su singular estilo de análisis futbolero. En febrero, sufrió una caída mientras paseaba a su perro y debió ser intervenido quirúrgicamente por una fractura de cadera. Ese episodio marcó el inicio de una cadena de complicaciones de salud que derivaron en su fallecimiento.
El legado de Hugo Gatti no solo se mide en estadísticas, sino en la memoria colectiva de generaciones que lo vieron volar en el arco, salir jugando con el balón en los pies y desafiar las convenciones del fútbol con una sonrisa desafiante. “El Loco” no solo fue portero; fue un showman del deporte, una figura que rompió esquemas y transformó el juego desde su zona más solitaria. Su nombre queda inscrito en la historia con tinta indeleble.