Un juego entre los Piratas de Pittsburgh y los Cachorros de Chicago se tornó en un caso judicial y una emergencia médica tras un accidente ocurrido en el PNC Park. El pasado 30 de abril, un joven aficionado de 20 años, Kavan Markwood, cayó desde una altura de aproximadamente siete metros, directamente sobre la franja de advertencia del jardín. La caída fue aparatosa y provocó lesiones graves que lo dejaron en estado crítico en el Hospital General de Allegheny. Su recuperación, aunque lenta, ha mostrado avances importantes.
Ethan Kirkwood, de 21 años y residente de McKeesport, Pensilvania, fue arrestado esta semana como presunto responsable de suministrar alcohol a Markwood, quien legalmente aún no tiene la edad para consumir bebidas alcohólicas en Estados Unidos. El cargo, considerado menor, podría tener consecuencias relevantes en el contexto de seguridad y control en recintos deportivos.
La denuncia penal, obtenida por WTAE-TV en Pittsburgh, señala que Kirkwood admitió haber comprado cerveza para Markwood dentro del estadio. Las cámaras de vigilancia del PNC Park respaldan esta versión, al mostrar el momento exacto en que Kirkwood adquiere dos cervezas de 24 onzas —cerca de 700 mililitros cada una—. Minutos más tarde, otro video muestra a ambos bebiendo juntos en las gradas.
La audiencia preliminar de Kirkwood está fijada para el 23 de junio. La ley federal establece claramente que la edad mínima para adquirir o consumir alcohol es de 21 años, por lo que cualquier violación a esta norma, aunque sea entre conocidos o en contextos aparentemente inofensivos, es sancionable.
El accidente ha puesto sobre la mesa temas de seguridad y responsabilidad dentro de los estadios, especialmente cuando se trata del consumo de alcohol. Aunque no se han señalado fallas por parte del personal del estadio, el hecho de que un menor de edad haya podido acceder al alcohol dentro del recinto genera cuestionamientos inevitables sobre los protocolos de venta y verificación de edad.
Markwood, quien fue trasladado en estado crítico al hospital, logró sobrevivir a una caída que pudo haber sido fatal. Su caso ha llamado la atención tanto por la gravedad de las lesiones como por las circunstancias que las provocaron. El vínculo entre una acción aparentemente trivial —como compartir una cerveza— y sus consecuencias pone el foco en la necesidad de mayor responsabilidad en espacios públicos, especialmente durante eventos masivos.