El amistoso entre la Selección Mexicana y el Valencia, disputado el 12 de octubre en el Estadio Cuauhtémoc, dejó algo más que goles y emociones en el campo. Una investigación del medio Grada sacó a la luz un convenio entre el gobierno de Puebla y la Federación Mexicana de Futbol (FMF), en el que se condonaron impuestos relacionados con el evento.
El Instituto Poblano del Deporte (INPODE) aprobó que la FMF quedara exenta del 8% correspondiente al impuesto sobre espectáculos, que habitualmente se destina al Ayuntamiento de Puebla. Este beneficio no fue gratuito para el estado, ya que el convenio estipulaba que el INPODE debía cubrir gastos como el alojamiento para 60 personas del equipo mexicano, transportación, espacios de trabajo y otros servicios.
Por su parte, la FMF únicamente entregó 500 boletos de cortesía y asistió a una conferencia de prensa encabezada por el entonces gobernador Sergio Salomón Céspedes, acompañado del técnico Javier Aguirre. Este intercambio, aparentemente desigual, ha generado opiniones encontradas entre quienes consideran que el evento posiciona a Puebla en el mapa deportivo y aquellos que cuestionan el uso de recursos públicos.
El juego logró atraer a miles de aficionados al estadio, consolidando el impacto mediático del deporte en la región. Sin embargo, el manejo de los fondos públicos y los beneficios otorgados han despertado el interés por conocer cómo se negocian este tipo de eventos y quiénes realmente obtienen las mayores ventajas.
Este acuerdo pone de relieve las dinámicas detrás del deporte profesional y cómo las administraciones locales buscan alianzas para fomentar la actividad deportiva y el turismo. La historia no se limita a la cancha, sino que también se juega en los despachos, donde se deciden estrategias que afectan tanto al espectáculo como al bolsillo de los ciudadanos.