La edición número 25 de los prestigiosos Premios Laureus se celebró por segundo año consecutivo en Madrid, convirtiendo a la capital española en el epicentro del deporte mundial. Un evento que destacó por su elegancia, emotividad y un nivel de talento simplemente impresionante.
Simone Biles y Mondo Duplantis fueron los grandes protagonistas de la noche. La gimnasta estadounidense fue reconocida como la mejor deportista del año, tras conquistar tres medallas de oro y una de plata en los Juegos Olímpicos de París. Esta es la cuarta vez que Biles recibe el galardón, reafirmando su posición como una leyenda viva del deporte. Su constancia, fortaleza mental y dominio técnico la siguen elevando al podio de la historia.
En el lado masculino, el saltador con pértiga sueco Mondo Duplantis se llevó el galardón al mejor deportista del año tras obtener su segunda medalla de oro olímpica y batir su propio récord mundial en dos ocasiones. La precisión y elegancia de sus saltos continúan redefiniendo los límites del atletismo moderno.
El Real Madrid también tuvo su momento dorado al ser nombrado equipo mundial del año, mérito obtenido tras una temporada brillante en la que se alzó con la Champions League y La Liga española. Un reconocimiento a la solidez institucional y deportiva del club blanco.
Lamine Yamal, delantero del FC Barcelona, recibió el premio al jugador revelación mundial. Su irrupción en el fútbol de élite ha sido meteórica, consolidándose como una de las jóvenes promesas más destacadas a nivel internacional.
Rafael Nadal, uno de los más grandes tenistas de todos los tiempos, fue distinguido con el premio ícono deportivo. El manacorí, quien recientemente se retiró del tenis profesional, cerró su carrera con 22 títulos de Grand Slam. Durante la ceremonia, Nadal compartió que no extraña competir y aseguró haber concluido su trayectoria con serenidad y satisfacción. “Lo echo de menos cero… terminé feliz”, expresó con una sonrisa sincera.
La brasileña Rebeca Andrade fue galardonada con el premio al regreso del año. Su regreso a lo más alto del podio olímpico tras superar graves lesiones en el ligamento cruzado anterior fue tan inspirador como admirable. En París, brilló con tres medallas, incluido un oro en el ejercicio de suelo.
En la categoría de deportes de acción, el ciclista británico Tom Pidcock fue el elegido tras superar un pinchazo y convertirse en el segundo hombre en la historia en conseguir títulos olímpicos consecutivos en ciclocross. Su hazaña dejó claro que la resiliencia es tan importante como la velocidad.
El reconocimiento al deportista del año con discapacidad fue para Yuyan Jiang, cuyo desempeño ejemplar emocionó tanto a la crítica como al público global.
La ceremonia de entrega de los Laureus volvió a demostrar que el deporte es mucho más que competencia: es superación, pasión, legado y humanidad. Una gala cargada de historias inolvidables y figuras que inspiran, en un escenario donde la excelencia se celebra con el brillo que merece.