Haramara Gaitán, referente del bádminton nacional y olímpica en Tokio 2020, atraviesa uno de los momentos más complejos de su carrera. La jugadora tapatía, de 28 años, se encuentra vinculada a proceso legal tras denunciar acoso sexual y psicológico por parte de su exentrenador, situación que la ha dejado fuera de entrenamientos, competencias y convocatorias oficiales.
La denuncia presentada el 29 de agosto de 2022 marcó el inicio de un torbellino legal. En ella, Gaitán señaló a Marco Garrido, hijo de Marco Antonio Garrido Salazar, presidente de la Asociación Regiomontana de Bádminton (ARB). Lo que comenzó como un acto de valentía para visibilizar una situación de hostigamiento, derivó en una contrademanda en su contra por presunta difamación y falsedad de declaraciones.
Desde entonces, la deportista debe acudir a firmar cada 14 días como parte del proceso. El Instituto del Deporte de Nuevo León, además, le negó el acceso al Centro de Alto Rendimiento (Care), limitando totalmente su preparación y participación competitiva.
“No puedo entrenar, no puedo viajar y ni siquiera me convocaron a la selección nacional”, declaró Haramara en entrevista. A pesar de su historial como triple medallista centroamericana, su situación legal y el distanciamiento con las autoridades deportivas la mantienen en pausa forzada.
En ese mismo testimonio, Gaitán reveló que se le intentó imponer compañeros de juego, entre ellos Luis Garrido, otro hijo del titular de la ARB. La presión, según explicó, escaló tras manifestar su inconformidad. “Venía ya la línea muy delgada de la relación a raíz de todos los acosos”, apuntó.
Su abogado, Enrique David Ogaz, ha denunciado irregularidades en el actuar del Ministerio Público, al que acusó de corrupción por desestimar pruebas clave que demostraban que la jugadora no se encontraba en Monterrey en el momento en que supuestamente difamó al entrenador.
Por su parte, Marco Antonio Garrido respondió a través de un escrito. Afirmó desconocer si existe alguna denuncia en su contra y negó rotundamente cualquier acusación de acoso. Respecto al bloqueo del acceso de Haramara al centro de entrenamiento, justificó que la deportista no respetaba los horarios establecidos.
Mientras el proceso judicial sigue su curso, Haramara permanece alejada de las canchas. Sin competencias, sin convocatorias y sin acceso a los espacios que la vieron crecer como atleta de élite, enfrenta un presente marcado por la incertidumbre. Una trayectoria que parecía imparable ahora está en pausa, no por una lesión ni por una derrota, sino por atreverse a alzar la voz.