El último partido de las Finales de la NBA quedó marcado por una escena que ningún fan del baloncesto quería ver. Tyrese Haliburton, base estelar de los Indiana Pacers, tuvo que abandonar la cancha tras una dura lesión en la pantorrilla derecha que no le permitió continuar en el duelo definitivo ante Oklahoma City Thunder.
Haliburton, pieza clave en la temporada histórica de Indiana, había acumulado molestias desde el Juego 5. A pesar de las advertencias médicas, decidió presentarse al encuentro número siete con la intención de apoyar a su equipo en el momento más trascendental de su historia en la liga.
Con apenas el primer cuarto en marcha, el número 0 de los Pacers sumaba 9 puntos y mostraba su habitual liderazgo en la duela. Sin embargo, en una jugada ofensiva, cayó al suelo de forma repentina. El gesto inicial, confundido con un resbalón común, se convirtió en una de las imágenes más impactantes de la noche. Haliburton se llevó la mano a la pierna derecha y golpeó la duela, visiblemente afectado por el dolor físico y la impotencia de dejar el juego en el momento más importante del año.
La gravedad de la escena se confirmó durante el descanso, cuando su padre informó que el tendón de Aquiles había sido afectado. El jugador permaneció tendido entre gritos de dolor, rodeado por sus compañeros, quienes formaron un círculo a su alrededor mientras el personal médico lo atendía.
El jugador fue llevado directamente al vestuario por miembros del equipo, con la cabeza cubierta por una toalla que ocultaba las lágrimas de frustración. La imagen recorrió las redes sociales, mientras los aficionados y jugadores mostraban gestos de solidaridad y preocupación.
Indiana Pacers comunicó en sus canales oficiales que Tyrese Haliburton no volvería al encuentro, sin ofrecer más detalles sobre su estado de salud ni estimaciones de recuperación. La ausencia del base dejó un hueco sensible en el esquema del equipo, que buscaba conseguir su primer campeonato en la historia de la franquicia.
El ambiente en el estadio cambió con la salida de Haliburton. Aunque sus compañeros mantuvieron la concentración, el impacto emocional fue evidente en los rostros y lenguaje corporal de los jugadores.
La lesión del jugador nacido en Wisconsin no sólo representó un duro golpe deportivo, sino también una escena emocional que quedará registrada como uno de los momentos más difíciles de estas Finales NBA. La incertidumbre sobre su estado físico persistirá, mientras el equipo de Indiana continúa la lucha sin su principal referente.