Caín Velásquez, excampeón de los pesos pesados de la UFC y de ascendencia mexicana, ha sido condenado a cinco años de prisión por intento de asesinato. Un juez de Santa Clara, California, dictó la sentencia, marcando el cierre de un proceso judicial que comenzó hace tres años tras su arresto.
El expeleador fue detenido luego de una persecución en la que intentó disparar contra Harry Goularte, señalado como presunto abusador de su hijo. Sin embargo, uno de los disparos impactó a Paul Bender, padrastro de Goularte, quien se encontraba en el mismo vehículo.
En abril de 2024, Velásquez se declaró “no culpable”, mientras la fiscalía solicitaba una sentencia de hasta 30 años. Finalmente, la condena quedó en un lustro de prisión, con la reducción de ocho meses que ya había pasado tras las rejas.
“Por lo que puedo decir, la forma en que manejé las cosas no fue la manera correcta de hacerlo. No podemos tomar justicia por nuestra mano. Ya me declaré no culpable, así que recibiré mi sentencia”, expresó Velásquez en el podcast de Kyle Kingsbury.
El exluchador también reconoció el peligro de sus acciones: “Sé que lo que hice fue muy peligroso para otras personas, no solo para las involucradas, sino para personas inocentes. Entiendo lo que hice y estoy dispuesto a hacer todo lo posible para compensarlo”.
Las autoridades de California lo mantuvieron en prisión preventiva ante el riesgo de fuga, aunque posteriormente le concedieron libertad bajo fianza mientras continuaba su proceso. Ahora, con la sentencia dictada, Velásquez deberá cumplir con su condena en prisión.
La noticia sacude al mundo de las artes marciales mixtas, donde Velásquez se consolidó como una leyenda de la UFC. Su historia, marcada por la gloria en el octágono y la tragedia fuera de él, se cierra con un capítulo judicial que lo mantendrá alejado de la arena por los próximos años.