La jornada de la Bundesliga dejó este sábado una escena poco habitual: varios estadios en Alemania se sumieron en un profundo silencio durante 12 minutos como parte de una protesta organizada por aficionados contra las medidas de seguridad que el gobierno planea aplicar en los recintos deportivos. Los inmuebles de Augsburgo, Múnich, Dortmund, Wolfsburgo y Heidenheim fueron el epicentro de esta acción coordinada que buscó enviar un mensaje directo a las autoridades federales y estatales.
Los hinchas guardaron silencio desde el silbatazo inicial hasta el minuto doce, un gesto cargado de simbolismo al representar al “jugador número 12”, como se conoce a la afición en el futbol alemán. Apenas terminó ese lapso, los cánticos habituales regresaron a las gradas, acompañados por mantas y mensajes que reforzaron el rechazo a lo que consideran medidas desproporcionadas. En el estadio del FC Augsburg destacó una pancarta que preguntaba: “¿Se supone que este es el futuro del futbol?”, acompañada de un llamado directo: “Clubes y Asociaciones: ¡Protejan sus gradas de los populistas!”.
La inconformidad de los grupos de aficionados se detona por la próxima Conferencia de Ministros del Interior de Alemania, programada del 3 al 5 de diciembre, en la que la seguridad en los estadios será uno de los puntos centrales. Las propuestas que se discutirán incluyen prohibiciones de acceso emitidas por el gobierno federal, la personalización obligatoria de entradas y sistemas de vigilancia considerados intrusivos, como el reconocimiento facial dentro de los estadios.
La protesta no se limita a la primera división. En semanas recientes, partidos de la segunda categoría en Paderborn, Düsseldorf y Münster también iniciaron entre silencio y ausencia de apoyo en las tribunas, acompañados por mensajes que advertían sobre un impacto directo en la cultura futbolera si las medidas avanzan. Incluso desde Schalke llegó un pronunciamiento llamativo en redes: “12 minutos de silencio para la afición del Schalke: la sola idea nos duele. Un sector en silencio, eso se siente mal”. Su mensaje remató con un exhorto: “Hablemos entre nosotros para proteger nuestra singular cultura de aficionados”.
El malestar ya ha trascendido los estadios. El domingo anterior, miles de seguidores se movilizaron en Leipzig en una marcha masiva. La policía contabilizó alrededor de 8 mil asistentes procedentes de 38 clubes, mientras que la organización que agrupa a colectivos de aficionados elevó la cifra a más de 20 mil participantes de más de 50 equipos.
Ante este escenario, los ministros del Interior estatales han confirmado que el tema será parte de la agenda de la próxima conferencia en Bremen. Según el ministro del Interior Federal, Alexander Dobrindt (CSU), la reunión servirá para evaluar si las medidas previstas son suficientes o requieren ajustes, una postura expresada dos días antes de la movilización en Leipzig.
La Bundesliga vivió así una de las protestas más visibles de los últimos años, con una afición que reclama mantener su rol dentro de los estadios sin ver comprometida la identidad que ha definido al futbol alemán durante décadas.