La última jornada de LaLiga se convirtió en una noche para recordar en el estadio Santiago Bernabéu. Con un doblete de Kylian Mbappé, el Real Madrid venció 2-0 a la Real Sociedad y cerró la temporada con emociones al límite. Un partido marcado por despedidas históricas, donde la pasión por el fútbol se mezcló con el homenaje a figuras que marcaron época.
Mbappé, enfocado en conquistar la Bota de Oro europea, anotó al minuto 38 y luego al 83, alcanzando los 31 goles en el campeonato. Su actuación lo colocó tres tantos por encima de Mohamed Salah, aún con un juego por disputar. El francés mantuvo su intensidad durante todo el encuentro, sin apartarse del objetivo de coronarse como el máximo goleador de Europa.
Más allá del resultado, el partido fue el escenario perfecto para rendir tributo a leyendas blancas. Luka Modric y Carlo Ancelotti vivieron su última función en el Bernabéu. La grada no dejó de corear el nombre del croata, cuya calidad y entrega han dejado huella en la historia del club. “Gracias Luka, tu gloria ya es eterna”, decía una pancarta que captó el sentir de todo el madridismo.
Con seis Copas de Europa en su haber y un sinfín de exhibiciones inolvidables, Modric se despidió en medio de aplausos, lágrimas y una ovación interminable. Cada pase, cada toque y cada córner levantaba al público de sus asientos. El momento cumbre llegó con su sustitución: pasillo de honor, abrazos de compañeros y rivales, y el calor de su familia en un cierre que quedará grabado en la memoria del club.
Carlo Ancelotti también dijo adiós. El técnico más laureado de la historia del Real Madrid culminó su segunda etapa con un legado intachable. Con títulos en todas las competiciones, su salida marca el fin de un ciclo glorioso. En su lugar, se espera el arribo de Xabi Alonso, quien tendrá la misión de mantener al club en la cima del fútbol europeo.
El adiós se extendió también a Lucas Vázquez y Jesús Vallejo, quienes vivieron su última tarde como jugadores merengues. La emoción se desbordó en un ambiente más cercano al homenaje que a la competición. El ritmo bajo del partido dio paso a destellos de calidad, como las combinaciones entre Ceballos, Güler y Brahim, que fueron celebradas por un Modric atento a cada jugada.
El triunfo selló la temporada, pero lo que quedó fue algo más grande: el adiós digno de quienes transformaron el fútbol en arte, y el paso firme de un Mbappé que ya se siente parte de la historia blanca.