El ambiente en el Estadio El Molinón se encendió desde mucho antes del silbatazo inicial. Este domingo, cerca de 500 aficionados del Sporting de Gijón se dieron cita en las inmediaciones de la grada oeste para alzar la voz contra el Grupo Orlegi, actual propietario del club, liderado por el empresario mexicano Alejandro Irarragorri, quien también es dueño de Santos Laguna y Atlas en la Liga MX y se encuentra actualmente prófugo de la justicia.
La convocatoria fue impulsada por el grupo Ultra Boys 81 y contó con el respaldo de varias peñas sportinguistas y colectivos que, con pancartas, cánticos y banderas, expresaron su inconformidad por el rumbo deportivo e institucional del club. La protesta comenzó una hora antes del enfrentamiento ante el Cartagena, en una jornada clave dentro del calendario unificado de la Segunda División española.
Frases como “Por un Sporting libre, Orlegi vete ya”, “Directiva dimisión” y “Tu negocio, nuestra ruina”resonaron con fuerza entre los asistentes, quienes se unieron a la manifestación enérgica pero pacífica. También se escuchó el ya conocido grito “Orlegi cabrón, sal del Molinón”, una consigna coreada por los grupos de animación habituales del estadio.
El momento más tenso ocurrió en la zona superior cercana a las taquillas de acceso al palco de autoridades, donde varios manifestantes aseguraron haber visto a directivos del club. Esto avivó aún más la presión de los cánticos, que se intensificaron por varios minutos. A pesar de la tensión, el operativo de seguridad desplegado por la Policía Nacional no tuvo que intervenir, ya que no se registraron incidentes mayores.
El trasfondo de estas protestas está ligado no solo al mal desempeño deportivo reciente del equipo, sino también a las acusaciones y cuestionamientos que giran en torno a la figura de Irarragorri. Su situación legal ha generado una creciente preocupación entre los seguidores del Sporting, quienes ven con incertidumbre el futuro de la institución bajo su administración.
En medio del descontento generalizado, el equipo logró ofrecer un pequeño bálsamo con una victoria por 3-2 sobre el Cartagena, resultado que calmó momentáneamente los ánimos en las gradas. Sin embargo, el descontento con la gestión del Grupo Orlegi continúa latente entre gran parte de la afición.
La jornada dejó clara la desconexión entre los dirigentes y la hinchada, que exige transparencia, compromiso y una dirección deportiva que esté alineada con la historia y valores del club. Mientras tanto, la protesta marca un nuevo capítulo de presión sobre la actual propiedad del Sporting de Gijón.