La tercera etapa del Tour de Francia, que cubrió 178 kilómetros desde Valenciennes hasta la ciudad costera de Dunkerque, se convirtió en un recorrido lleno de tensión, caídas dramáticas y un cierre milimétrico. Lo que prometía ser una jornada tranquila y veloz en terreno plano, terminó marcando a varios ciclistas por lesiones y momentos de alto riesgo en carretera.
El ciclista belga Tim Merlier cruzó la meta con apenas unos milímetros de ventaja sobre el italiano Jonathan Milan, en un esprint tan cerrado que fue necesario recurrir al sistema de foto finish para determinar al ganador. Pese al caos vivido durante la jornada, Merlier logró mantenerse firme y aseguró su victoria en una de las etapas más accidentadas hasta ahora.
La primera caída importante se registró a 50 kilómetros del final. El belga Jasper Philipsen, quien venía con gran ritmo en este Tour tras haber ganado la primera etapa, fue derribado por el francés Bryan Coquard. Aunque Coquard no tuvo intención alguna de provocar el accidente, perdió el equilibrio tras ser rozado por un ciclista que lo rebasaba por la derecha. Philipsen terminó tendido en el asfalto, fue inmovilizado con collarín y no pudo continuar en competencia.
Más tarde, a solo tres kilómetros de la meta, Remco Evenepoel, doble campeón olímpico, también se vio envuelto en un percance que lo hizo perder tiempo y concentración. Afortunadamente, pudo reincorporarse y terminar el tramo, aunque visiblemente afectado por el golpe.
La tensión no terminó ahí. En los últimos metros, con la meta ya al alcance de la vista, una carambola entre cinco ciclistas sacudió la emoción final. En ese grupo también estuvo involucrado Bryan Coquard, quien dio una espectacular voltereta tras ser catapultado de su bicicleta, en una escena que captó la atención de cámaras y espectadores.
La etapa, marcada por condiciones húmedas desde el inicio, exigió que los corredores usaran chaquetas ligeras para la lluvia, lo que no impidió que las superficies resbaladizas complicaran el ritmo y la estabilidad durante todo el trayecto. Las condiciones climáticas, sumadas a la intensidad del sprint final, fueron parte del cóctel que terminó provocando múltiples incidentes.
El Tour de Francia sigue su curso, pero esta tercera etapa deja claro que no hay espacio para la distracción. Los ciclistas ruedan al límite, y cualquier roce puede cambiar el destino de toda una carrera. Las imágenes del día ya se han vuelto virales, con caídas impactantes y un cierre que nadie quiso perderse.