En un despliegue de maestría y determinación, Paola Longoria, la más grande raquetbolista que México ha dado al mundo, ha inscrito su nombre una vez más en la historia del deporte al conquistar su sexto título mundial en la Copa del Mundo de Raquetbol. La edición 2024, celebrada en San Antonio, Estados Unidos, fue testigo de una final apasionante donde Longoria, de 35 años, se impuso a la guatemalteca Gabriela Martínez con un marcador de 11-5, 6-11, 11-9 y 12-10, consolidando así su posición como la reina indiscutible del raquetbol.
Para Longoria, esta victoria no es solo un trofeo más en su ya abarrotada vitrina, sino la confirmación de una carrera que ha redefinido el estándar de excelencia en su disciplina. Con seis campeonatos mundiales en su haber, obtenidos en las ediciones de 2012, 2014, 2016, 2021, 2022 y ahora en 2024, la potosina ha demostrado que su dominio en el raquetbol no ha sido casualidad, sino el resultado de años de arduo trabajo, sacrificio y una pasión inquebrantable por el deporte.
“Contenta de jugar este Mundial, soy cinco veces campeona del mundo y obviamente me ilusiona jugar otro Mundial”, expresó Longoria antes de iniciar su participación en San Antonio, con una humildad que contrasta con su imponente récord. Aunque la posibilidad de que este fuera su último Mundial flotaba en el aire, la campeona prefirió no anticipar su retiro y se centró en el presente: “No sé si vaya a ser el último honestamente, todavía no lo decido, pero siempre trato de enfocarme más en el presente, dejar que todo fluya.”
El camino hacia la final no fue fácil. Gabriela Martínez, su contrincante, es una jugadora de alto calibre que ha demostrado en numerosas ocasiones su capacidad para enfrentarse a las mejores del mundo. En un encuentro marcado por la tensión y la paridad, Longoria supo mantener la calma y hacer gala de su experiencia, sobreponiéndose a un segundo set adverso y cerrando el partido con una remontada espectacular en el cuarto set, que dejó a la audiencia al borde de sus asientos.
Más allá de los números, lo que distingue a Paola Longoria es su incansable búsqueda de la perfección. A lo largo de más de una década, ha sido la número uno del mundo, no solo por su habilidad en la cancha, sino por su mentalidad ganadora y su capacidad para reinventarse. Su influencia ha trascendido las fronteras del raquetbol, inspirando a generaciones de jóvenes deportistas que ven en ella un modelo a seguir.
En esta edición de la Copa del Mundo, Paola decidió enfocarse exclusivamente en la competencia de singles, una decisión que, según sus propias palabras, le permitió concentrarse al máximo en su objetivo principal: “Ahorita tengo este compromiso de representar nuevamente a mi país y ponerle todas las ganas de poder alcanzar el éxito”. Y vaya que lo logró.
El triunfo de Paola Longoria en San Antonio es más que una victoria personal; es un logro para el deporte mexicano y una reafirmación de que, cuando se combinan talento, esfuerzo y pasión, los límites desaparecen. Como ella misma lo ha dicho, no sabe si este será su último Mundial, pero lo que es seguro es que su legado en el raquetbol ya está asegurado.