La perseverancia y el talento se entrelazan en la historia de Prisca Awiti Alcaraz, la judoca mexicana que ha marcado un hito histórico al obtener la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de París 2024. Este logro no solo representa un triunfo personal, sino que también se erige como la primera presea olímpica en judo para México, una disciplina que hasta ahora no había visto el podio olímpico para el país.
Nacida en Londres, Inglaterra, Prisca Guadalupe Awiti Alcaraz, de 28 años, lleva en su sangre la riqueza de una herencia multicultural: con madre mexicana y padre keniano, su decisión de representar a México en competencias internacionales desde 2017 ha sido un tributo a las raíces y al espíritu luchador que caracteriza a los atletas mexicanos. “Es algo que me ha encantado de aquí, porque lo hacen en los combates, entrenamientos y en todo lo demás. No es por dinero u otra razón externa, sino porque quieren ver el país mejorar”, declaró Awiti en una entrevista a la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade).
Prisca no es una novata en el ámbito olímpico.Su trayectoria ha estado marcada por constantes éxitos, incluyendo una medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de 2023 y múltiples preseas en el Campeonato Panamericano de Judo en 2021 y 2023.
Además de sus logros recientes, Awiti es cuatro veces ganadora de oro en abiertos continentales y actualmente ocupa el puesto número 18 en el ranking mundial de la Federación Internacional de Judo. Su dedicación y talento han sido innegables, consolidándola como una figura prominente en el deporte.
El viaje de Prisca hacia el judo comenzó de manera inesperada. Aunque inicialmente practicaba gimnasia en su natal Londres, la influencia de su hermano mayor, Philip Awiti, un judoca de alto rendimiento, la condujo hacia el tatami a los ocho años. “Una inspiración muy grande fue mi hermano mayor, quien fue un judoca de alto rendimiento que ganó medallas en Grand Slam y compitió en mundiales. Crecí viéndolo como mi ídolo y quería lograr lo que él o incluso más”, comentó Awiti, reflejando la profunda admiración y motivación que le ha brindado su hermano.
La esencia de Prisca Awiti va más allá de sus logros deportivos. Se define a sí misma como una persona disciplinada y amable, profundamente comprometida con su familia y sus metas. “Cuando me enfoco en algo, lo doy todo hasta que lo logro, tengo la habilidad de hacer que la gente se acerque a mí”, mencionó en una de sus entrevistas, destacando su capacidad para inspirar y conectar con quienes la rodean.
La medalla de plata en París 2024 no solo es un testimonio de su habilidad y dedicación, sino también un faro de inspiración para futuras generaciones de judocas mexicanos. Su historia es un recordatorio poderoso de que con perseverancia, pasión y un corazón lleno de orgullo por sus raíces, se pueden alcanzar metas inimaginables. Prisca Awiti Alcaraz ha escrito un nuevo capítulo en la historia del deporte mexicano, y su legado promete seguir inspirando a muchos más atletas a luchar por sus sueños, llevando el nombre de México con orgullo en cada competencia.