Tom Brady, el icónico mariscal de campo que redefinió el fútbol americano, sigue ampliando su impacto en la NFL, pero ahora desde una nueva faceta: la de propietario. Este martes, en una reunión en Atlanta, los 32 dueños de la NFL aprobaron su participación como accionista minoritario de los Raiders de Las Vegas, una de las franquicias más valiosas y emblemáticas de la liga.
Tras 17 meses de espera desde el acuerdo inicial, Brady ha recibido luz verde para adquirir el 5% de las acciones del equipo, cuyo valor de mercado asciende a 6,700 millones de dólares. Este paso lo consolida no solo como una leyenda en el campo, sino también como un influyente empresario dentro del deporte. «Es un honor unirme a una franquicia con tanta historia y potencial», comentó Brady al confirmarse la noticia.
Aunque esta incursión en el mundo empresarial puede parecer una transición natural para un atleta con su trayectoria, no ha estado exenta de desafíos. La operación, que comenzó en mayo de 2023, sufrió retrasos debido a la complejidad de sus compromisos. Tras su retiro del fútbol profesional en 2022, Brady firmó un contrato por 10 años y 375 millones de dólares con Fox Sports para ser el analista principal de la cadena, lo que generó posibles conflictos de interés con su nueva posición como copropietario.
Ante esta situación, la NFL impuso restricciones para garantizar la imparcialidad en su rol como comentarista. Entre ellas, Brady no podrá participar en reuniones de producción relacionadas con transmisiones de partidos de los Raiders, ya sea en persona o de manera virtual, ni tendrá acceso a las instalaciones del equipo, jugadores o entrenadores. Además, se le ha exigido seguir los estatutos que prohíben emitir críticas públicas hacia los árbitros o equipos rivales.
A pesar de las restricciones, la entrada de Brady como dueño minoritario ha generado entusiasmo en el mundo del deporte. No es común que jugadores de su calibre logren convertirse en propietarios, lo que lo coloca en un selecto grupo de exjugadores que han dado este paso, como George Halas, fundador de los Chicago Bears, y Jerry Richardson, creador de los Carolina Panthers. Sin embargo, ninguno de ellos alcanzó la magnitud mediática ni el impacto cultural que representa la figura de Brady.
Mark Davis, propietario mayoritario de los Raiders, fue uno de los principales defensores de la entrada de Brady en el equipo. «Tener a alguien como Tom no solo eleva la visibilidad de nuestra franquicia, sino que también aporta una mentalidad ganadora que ha probado ser invaluable. Esperamos grandes cosas con su presencia en esta nueva etapa», declaró Davis en una conferencia de prensa.
Curiosamente, Brady no es el único exjugador en obtener participación en los Raiders. Richard Seymour, exdefensivo de los Patriots y compañero de Brady en varios campeonatos, también ha sido aprobado para adquirir una pequeña participación en la franquicia. Este movimiento refuerza la tendencia de jugadores retirados que buscan mantenerse vinculados al deporte desde la esfera empresarial, asegurando que su influencia en el fútbol americano continúe mucho después de haber dejado el campo.
Con esta nueva aventura, Tom Brady está construyendo un legado que va más allá de sus logros deportivos. Su incursión en el mundo de los negocios deportivos podría ser solo el comienzo de una segunda carrera igual de exitosa que la primera. Como propietario minoritario, Brady no tendrá control absoluto sobre las decisiones del equipo, pero su presencia y experiencia seguramente influirán en la cultura del equipo y en su posicionamiento dentro de la liga.
El hecho de que su nuevo rol como propietario coincida con su trabajo en Fox Sports añade un toque único a su carrera post-jugador, obligándolo a navegar entre dos mundos que, aunque relacionados, requieren enfoques distintos. «Es un equilibrio delicado, pero confío en que podré manejar ambas responsabilidades con la misma dedicación que puse en mi carrera como jugador», expresó Brady.
Con siete títulos de Super Bowl y múltiples récords bajo su nombre, Tom Brady ha dejado una marca imborrable en la NFL. Ahora, como dueño minoritario de los Raiders, está dispuesto a escribir un nuevo capítulo en su carrera, demostrando que su influencia en el deporte no se limita al terreno de juego.