La leyenda de los Philadelphia Eagles, Bill Bergey, ha dejado este mundo, pero su espíritu combativo sigue vivo en la memoria de los fanáticos. A los 79 años, el legendario apoyador falleció este miércoles tras una valiente lucha contra un cáncer de mandíbula que le fue diagnosticado en 2021.
Bergey no solo fue un jugador sobresaliente; fue el alma defensiva de los Eagles durante siete temporadas, desde 1974 hasta 1980. Su llegada a Filadelfia marcó un antes y un después. Con una mezcla de agresividad y determinación, redefinió el puesto de apoyador y capturó el corazón de una ciudad que ama a sus héroes. Durante su tiempo en la NFL, acumuló cinco participaciones en el Pro Bowl y tres menciones All-Pro, cimentando su lugar en el Salón de la Fama de los Eagles en 1988.
«Bill Bergey era más que un jugador, era una fuerza. Inspiró a compañeros, entrenadores y fanáticos con su entrega incansable», destacó Jeffrey Lurie, presidente del equipo. “Nos deja un legado que trasciende las yardas y los touchdowns”.
A pesar de su retiro en 1980, Bergey nunca se alejó del fútbol americano. Su inconfundible voz se convirtió en un emblema de las transmisiones radiales de los Eagles durante dos décadas. Incluso Hollywood reconoció su impacto cuando Robert DeNiro lució su icónica camiseta número 66 en la película Silver Linings Playbook, como tributo a su trayectoria.
En una de sus últimas entrevistas, Bergey dejó un mensaje lleno de resiliencia: «No me pregunté ‘¿Por qué a mí?’. Solo sabía que debía luchar, como siempre lo he hecho». Estas palabras reflejan el espíritu indomable que lo definió dentro y fuera del campo.
Hoy, la comunidad del deporte y sus seguidores celebran la vida de un hombre que no solo fue un ícono del fútbol americano, sino también un modelo de perseverancia. Bill Bergey, una figura que demostró que las verdaderas leyendas no se desvanecen, simplemente encuentran un lugar eterno en el corazón de quienes las admiraron. Descansa en paz, número 66.