El FC Barcelona dejó una huella imborrable en la Supercopa de España 2025 al superar con claridad al Real Madrid, asegurando el título con un contundente 5-2. En un enfrentamiento cargado de emociones, el equipo catalán mostró una versión arrolladora, destacándose no solo por el marcador, sino por un despliegue de fútbol efectivo y emocionante.
El espectáculo comenzó temprano. Lamine Yamal, la joven promesa culé, abrió el marcador en el minuto 22, dando un primer golpe al equipo blanco. Poco después, Robert Lewandowski amplió la ventaja desde el punto penal, demostrando su templanza en momentos clave. Raphinha se encargó de convertir el partido en un festival ofensivo con un doblete, mientras Alejandro Baldé cerró una primera mitad impecable con un gol en tiempo añadido.
Del lado madridista, Kylian Mbappé intentó mantener viva la esperanza con un gol en los primeros minutos del partido, y Rodrygo agregó el segundo tanto en la segunda mitad. Sin embargo, el esfuerzo no fue suficiente para contener la avalancha blaugrana.
Más allá del resultado, el dominio del Barcelona se reflejó en cada rincón del juego. Controlaron el balón con un 56% de posesión, ejecutaron 406 pases con una precisión del 88%, y generaron más peligro frente al arco rival. Los números no mienten: de los 14 remates culés, 8 fueron a puerta, contrastando con los 3 tiros efectivos de un Madrid que luchó, pero no encontró la forma de responder al nivel de su eterno rival.
El duelo también estuvo marcado por la intensidad física. Entre faltas y tarjetas, los jugadores dejaron claro que este no era un partido cualquiera. A pesar de la tarjeta roja que complicó brevemente al Barça, el equipo nunca perdió el control del partido.
El pitido final no solo selló el marcador, sino también una actuación que quedará grabada en la memoria de los aficionados. El FC Barcelona no solo ganó un trofeo más para sus vitrinas; dejó una declaración de intenciones para la temporada, reafirmando su posición como uno de los grandes protagonistas del fútbol europeo. Con esta victoria, los culés no solo levantan el trofeo de la Supercopa, sino que reafirman su identidad: un equipo que combina juventud, experiencia y un fútbol vibrante que marca la diferencia en los escenarios más exigentes.