La visita de Iker Casillas a México no solo marcó su ingreso al Salón de la Fama del Futbol Internacional, sino también una reflexión directa sobre el panorama de la Selección Mexicana rumbo al Mundial 2026. El exportero español, reconocido por su trayectoria con el Real Madrid y la selección de España, subrayó la importancia de mantener expectativas realistas sobre el papel del Tricolor en la próxima Copa del Mundo, incluso con la ventaja de ser país anfitrión junto a Estados Unidos y Canadá.
Durante su estancia en territorio mexicano, Casillas expuso que el impulso local y el entusiasmo que suele acompañar a un anfitrión no deben interpretarse como una garantía de protagonismo absoluto. Su análisis ubicó al combinado nacional en un proceso que necesita avanzar por etapas, manteniendo un enfoque que priorice el crecimiento sostenido. Según su perspectiva, el equipo cuenta con herramientas para competir con solvencia, pero requiere transitar el torneo paso a paso, consolidar cada avance y evitar expectativas que no correspondan con su nivel actual de competencia internacional.
El exportero llegó a Pachuca para ser investido en el Salón de la Fama junto a figuras de renombre como Dunga, René Higuita, Diego Forlán, Ronald Koeman, Gary Lineker y Ubaldo Fillol. La ceremonia, que reunió a referentes históricos del futbol mundial, ofreció el contexto ideal para que Casillas analizara el desempeño reciente del conjunto mexicano y el escenario que afrontará en 2026. En este ambiente de reconocimiento y diálogo futbolístico, destacó la importancia de que México aproveche su condición de anfitrión sin convertirla en una presión desmedida.
El señalamiento de Casillas coincidió con un momento en el que el entorno futbolístico nacional mantiene una discusión constante sobre la preparación del equipo rumbo a un Mundial que será distinto en estructura y exigencias. Sin eliminatorias para los anfitriones y con un formato ampliado, la Selección Mexicana enfrenta el reto de demostrar evolución, orden y capacidad competitiva frente a una audiencia internacional que seguirá de cerca su desempeño en casa.
Al ubicar el contexto mundialista que se aproxima, la postura de Casillas reforzó la idea de que México puede construir un papel sólido si se mantiene dentro de un proceso realista. Su planteamiento apuntó a un camino basado en avances consistentes, permitiendo que el equipo aproveche la energía del público local y la oportunidad de un torneo histórico sin caer en escenarios que excedan su momento futbolístico actual.