En un giro sin precedentes en el ámbito deportivo, el fútbol está a punto de experimentar un cambio significativo con la introducción de las tarjetas azules como parte de los ensayos de las áreas de exclusión temporal, lo que marca la adición de una nueva tarjeta disciplinaria desde la implementación de las tarjetas amarillas y rojas en la Copa Mundial de 1970.
Según informa Telegraph Sport, la Junta Internacional de Fútbol Asociación (Ifab) ha dado luz verde a esta innovadora medida con el objetivo de influir notablemente en la conducta de los jugadores en el terreno de juego.
Inicialmente, estas tarjetas azules serán utilizadas en competiciones de base, donde indicarán la eliminación temporal de un jugador del juego durante 10 minutos después de cometer faltas consideradas ‘tácticas’ o por mostrar desacuerdo hacia los árbitros.
Aunque la Asociación de Fútbol de Gales buscó liderar esta iniciativa, problemas de autorización han llevado a la reversión al uso de tarjetas amarillas para infracciones que resultarían en exclusión temporal.
El propósito detrás de la introducción de las tarjetas azules es disuadir acciones que menoscaban la integridad del deporte, como las faltas tácticas y el desacuerdo, mediante la imposición de sanciones inmediatas durante el juego.
Se establece que recibir dos tarjetas azules o una combinación de tarjetas amarillas y azules en un partido resultará en una tarjeta roja para el jugador.
Sin embargo, esta medida inicialmente se aplicará en competiciones de base para permitir la adaptación y el refinamiento de los protocolos, potencialmente extendiéndose luego a torneos de élite como la FA Cup y la Women’s FA Cup.
Aunque el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, ha expresado su oposición, especialmente a las áreas de exclusión temporal que alteran el flujo tradicional del juego, indicando que torneos importantes como la Eurocopa y la UEFA Champions League no adoptarán esta regla en el futuro cercano.
Al implementar estas medidas, los organismos rectores del fútbol aspiran a promover un ambiente más respetuoso y disciplinado en el terreno de juego, garantizando que se preserve el espíritu del juego mientras se enfrentan a los desafíos en evolución.