Durante el encuentro entre los Marlins de Miami y los Tampa Bay Rays, el lanzador Ryan Weathers protagonizó un momento que combinó tensión, desconcierto y algo de humor involuntario. En pleno calentamiento antes de iniciar la parte baja del segundo inning, el zurdo recibió un pelotazo directo en la cabeza por parte de su propio receptor, Nick Fortes, en una jugada que sorprendió tanto a compañeros como a fanáticos.
El hecho ocurrió en el George M. Steinbrenner Field, cuando Fortes, tras el último lanzamiento de rutina de Weathers, intentó lanzar la pelota al segunda base. El tiro, sin embargo, terminó impactando con fuerza en la cabeza del pitcher, quien cayó inmediatamente al suelo de la lomita, generando preocupación en el diamante.
El incidente no pasó desapercibido, y de inmediato el personal médico de los Marlins ingresó al campo para revisar el estado del lanzador. Aunque inicialmente se vivieron momentos de incertidumbre, ambos jugadores fueron captados más tarde compartiendo una sonrisa, restando algo de tensión a la escena. Sin embargo, durante la revisión, también se notó que Weathers no estaba del todo cómodo, evidenciando cierta molestia ante lo ocurrido.
A pesar del golpe, el lanzador permaneció en el juego, aunque no logró tener una actuación destacada. En ese mismo episodio permitió cuatro carreras y finalmente fue retirado al concluir la tercera entrada, con el marcador empatado 4-4. La situación, si bien no comprometió su integridad física a largo plazo, sí dejó en evidencia los riesgos inesperados que pueden surgir incluso en los momentos más rutinarios del juego.
Las imágenes del accidente circularon rápidamente en redes sociales, generando reacciones entre la afición, desde comentarios preocupados hasta memes que destacaban el inusual momento. El golpe, producto de un descuido más que de una jugada, se convirtió en uno de los episodios más comentados del partido.
Weathers, quien ha tenido una temporada de altibajos, sumó otro capítulo peculiar a su historial en la MLB, mientras que Fortes asumió el error con naturalidad, continuando el encuentro sin mayores complicaciones. Ningún jugador fue retirado por lesión, aunque el susto quedó registrado como uno de los momentos más inusuales del fin de semana en el béisbol profesional.
La escena sirve como recordatorio de que incluso en la preparación, el juego puede sorprender con imprevistos que alteran el ritmo y marcan la narrativa del partido.