La leyenda del boxeo Manny Pacquiao volvió al ring con 46 años y una energía que encendió la MGM Grand Arena de Las Vegas, pero no fue suficiente para arrebatarle el campeonato mundial welter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) al mexicoamericano Mario «El Azteca» Barrios. Después de 1,428 días de ausencia, el ídolo filipino firmó un empate por decisión mayoritaria ante un rival 16 años más joven, en un combate que mezcló nostalgia, clase y resistencia.
El resultado dejó el título en manos de Barrios. Uno de los jueces otorgó la victoria al mexicoamericano con tarjeta de 115-113, mientras que los otros dos calificaron el combate 114-114, provocando un empate que fue recibido con abucheos por parte del público, convencido de que Pacquiao conectó los mejores golpes, sobre todo en los rounds finales.
Desde el primer asalto, Pacquiao mostró iniciativa. Se lanzó al frente y tomó el centro del ring con velocidad y determinación. En el segundo round, Barrios cayó tras un resbalón que no fue contado como caída, pero a partir de ese momento comenzó a hacerse notar con su jab. Aun así, el veterano filipino mantuvo una presión constante.
El tercer episodio mostró intercambios intensos. Pacquiao soltó más golpes, aunque sin potencia devastadora, mientras Barrios aún no lograba imponer su ritmo. En el sexto asalto, el filipino conectó un certero golpe al hígado que abrió la puerta para una ráfaga de combinaciones. Sin embargo, Barrios respondió con un potente recto que mantuvo la pelea cerrada.
El séptimo fue una respuesta directa del “Azteca”, que conectó cinco golpes consecutivos. Pero en el octavo, Pacquiao volvió a dominar con una combinación de velocidad, precisión y ataque frontal que descolocó a su oponente. La impresión general era clara: el exsenador aún tenía gasolina en el tanque.
En los últimos asaltos, Barrios pareció apagado, con una actitud reservada, mientras Pacquiao se mantenía en movimiento, buscando el golpe que inclinara las tarjetas. La diferencia de edad no se reflejó en el dinamismo del combate, sino en la estrategia. Barrios apostó por el control, mientras Pacquiao buscó la emoción.
Aunque el título permanece en manos del mexicoamericano, el regreso del “Pacman” dejó una sensación de hazaña incompleta, pero vibrante. El público reconoció su entrega con una ovación que resonó más que el veredicto oficial. Una noche en la que Manny Pacquiao, pese al empate, volvió a ser protagonista del boxeo mundial.