El mundo del diseño y el deporte mexicano despide a una figura legendaria. Manuel ‘Pajarito’ Andrade, el creador del icónico logo de los Pumas de la UNAM, falleció a los 80 años tras enfrentar problemas de salud por varios meses. Su partida deja un legado que trasciende generaciones y fronteras, un símbolo que fusiona arte, pasión y tradición universitaria.
Andrade, nacido el 17 de septiembre de 1944 en la Ciudad de México, siempre fue un amante del dibujo y la creatividad. Su talento lo llevó a ser el arquitecto visual de uno de los logotipos más emblemáticos del fútbol mexicano y del deporte universitario. «Es una emoción ver tu obra crecer», confesó en una entrevista reciente, demostrando la pasión y dedicación que impregnó en su creación.
Fue en 1973 cuando ‘Pajarito’ se enfrentó a una tarea desafiante: diseñar el escudo que representaría a toda una institución. Durante tres intensos meses, creó más de 900 bocetos hasta llegar a la imagen que hoy todos reconocemos. La silueta del puma, con su forma triangular, simboliza los pilares de la UNAM: docencia, investigación y difusión cultural. La «U» estilizada nos recuerda aún el primer escudo de la Universidad.
El logo no es solo una imagen; es una declaración de principios. Evoca valores como la valentía, la fuerza y la inteligencia, atributos propios de quienes defienden los colores auriazules. Desde su presentación oficial en 1974, el emblema ha adornado con orgullo los uniformes de los Pumas de Primera División y los equipos representativos de la UNAM en distintas disciplinas.
Aunque no gozó de regalías por su creación, su satisfacción fue ver cómo su obra cobró vida y se convirtió en un símbolo de identidad nacional e internacional. «En el taxi rumbo a Rectoría, un desconocido ya reconocía lo que sería mi mayor obra», relató, rememorando ese momento de epifanía.
Hoy, el legado de Manuel ‘Pajarito’ Andrade seguirá volando alto, tan fuerte y audaz como el puma que ideó. Su arte, grabado en el corazón de miles de universitarios, nos recuerda que un buen diseño no solo se ve, se siente. Descanse en paz el creador de un emblema que nunca dejará de rugir.