El legendario torero español Enrique Ponce cerró un importante capítulo de su carrera en la Plaza México con una emotiva actuación durante la quinta corrida de la Feria del 79 Aniversario. A sus 53 años, Ponce cautivó al público al cortar dos orejas y salir a hombros en su última presentación en el icónico recinto taurino de la capital mexicana.
El diestro valenciano obtuvo sus orejas gracias a un toro de regalo, desatando la pasión de sus seguidores. La jornada, sin embargo, estuvo marcada por la baja calidad de los toros de la ganadería Los Encinos, que se mostraron sin fuerza ni bravura, generando una serie de momentos frustrantes para los matadores y el público presente en la colonia Nochebuena.
Desde el inicio, Ponce lidió con un toro voluminoso pero sin trapío que pronto mostró su debilidad. Los gestos de frustración del torero reflejaron las dificultades que enfrentó en la faena. A pesar de la adversidad, logró ejecutar la estocada final, aunque el silencio y algunas expresiones de desaprobación se hicieron notar entre los asistentes.
El segundo toro que le tocó en suerte tampoco mostró mejores condiciones. Descastado y sin fijeza, generó un ambiente de incertidumbre en el ruedo mientras la banda de música interpretaba «Las Golondrinas», una imagen que simbolizó el ocaso de una era taurina. A pesar de su esfuerzo, Ponce no logró concretar una faena memorable, retirándose con resignación tras la estocada final.
Sin embargo, la insistencia del público y la empresa taurina permitieron que el maestro tuviera una oportunidad adicional con un toro de regalo. Aunque el astado generó controversia por su tamaño, Ponce logró conectar con los aficionados a través de una faena vistosa y efectista. Ejecutó capotazos y pases que fueron coreados con olés, dejando una última impresión grata para sus seguidores.
Con una estocada certera, Ponce recibió dos orejas y la ovación del respetable, sellando su despedida de La Monumental con una salida en volandas. Además del triunfo de Ponce, la corrida también tuvo momentos destacados por parte de los matadores mexicanos Diego Silveti, quien cortó dos orejas, y Alejandro Adame, quien confirmó su alternativa y obtuvo una oreja.
Esta corrida marca el fin de la era de Enrique Ponce en la Plaza México, dejando una huella imborrable en la historia taurina de este emblemático coso.