La magia de la Navidad se encendió en el NRG Stadium de Houston con un espectáculo digno de la reina que es Beyoncé. La icónica cantante llegó al centro del campo montada en un majestuoso caballo blanco, desatando la euforia de miles de fanáticos que abarrotaron el estadio durante el partido Ravens-Texans.
Ataviada como una auténtica vaquera texana, Beyoncé ofreció una presentación que combinó tradición, modernidad y un despliegue de poder artístico. Inició con una emotiva interpretación de Blackbird, el clásico de The Beatles, un momento que conectó con los corazones del público. El show alcanzó nuevos niveles de energía cuando, en un giro inesperado, se unieron al escenario el rapero Post Malone y Shaboozey para un explosivo minuto de ritmo y estilo.
El cierre fue puro fuego: Texas Hold’em, una de sus canciones más icónicas, resonó como un homenaje a su tierra natal, consolidando su conexión con los fans. Beyoncé demostró, una vez más, que su capacidad para conquistar escenarios sigue siendo insuperable.
Este espectáculo navideño evocó recuerdos de su inolvidable actuación en el Super Bowl XLVII en 2013, cuando compartió el escenario con Kelly Rowland y Michelle Williams, en una de las presentaciones más celebradas de la historia de los shows de medio tiempo.
La noche no solo brilló por la música. En lo deportivo, Lamar Jackson, mariscal de campo de los Baltimore Ravens, escribió su nombre en los libros de récords de la NFL. Con 86 yardas terrestres en el partido, Jackson acumuló un total de 6,110 en su carrera, superando la marca de Michael Vick y convirtiéndose en el quarterback con más yardas por tierra en la historia de la liga.
Jackson lideró a los Ravens en una aplastante victoria de 31-2 sobre los Texans, logrando tres anotaciones y catapultando a su equipo al primer lugar de la División Norte de la AFC. Entre el talento deslumbrante de Beyoncé y el histórico logro de Jackson, esta Navidad en Houston será recordada como una noche llena de espectáculo, emoción y grandeza.