Tyson Fury ha sorprendido a sus seguidores con una notable transformación física en su preparación para la esperada revancha contra Oleksandr Usyk, programada para el 21 de diciembre en el Kingdom Arena de Riad, Arabia Saudita. En juego estarán los títulos mundiales de peso pesado de la WBA, WBO e IBF.
El británico de 36 años, quien sufrió su primera derrota profesional en mayo ante el ucraniano, parece haber ajustado su estrategia. En aquel combate, Usyk aprovechó su velocidad y habilidad técnica para superar la ventaja de estatura y alcance de Fury, llevándose una victoria clara y sorpresiva.
Ahora, Fury ha incrementado su masa muscular significativamente y podría superar el peso de 117.5 kg que registró en su último combate, acercándose a su marca más alta de 124 kg alcanzada contra Francis Ngannou. Esta transformación busca devolverle la ventaja física que no utilizó eficazmente en su enfrentamiento anterior.
Los fanáticos han reaccionado en redes sociales, destacando la necesidad de que Fury utilice su peso para desgastar a Usyk. «Debe recurrir a lo que mejor sabe hacer: cansar a sus oponentes con su físico y conectar golpes demoledores», comentó un seguidor en X.
A lo largo de un riguroso campamento con su entrenador SugarHill Steward, Fury ha reclutado sparrings como el sudafricano Kevin Lerena. En una reciente sesión, una foto del boxeador británico junto a Lerena dejó ver su imponente transformación, avivando las expectativas de cara al combate.
Fury podría apostar por una táctica similar a la empleada contra Deontay Wilder en 2020, cuando su peso resultó determinante para desgastar al estadounidense y asegurar la victoria. No obstante, algunos expertos advierten que un mayor peso podría jugar a favor de Usyk, quien podría explotar su agilidad y superioridad técnica.
Con la pelea a la vuelta de la esquina, el mundo del boxeo espera ansioso para ver si la estrategia renovada de Fury será suficiente para recuperar su trono en la división de los pesos pesados