La NBA ha sido testigo de uno de los movimientos más impactantes en su historia reciente: el traspaso de Luka Doncic a Los Angeles Lakers. La estrella eslovena, acompañada por Maxi Kleber y Markieff Morris, llega al equipo angelino a cambio de Anthony Davis, Max Christie y una primera ronda del draft de 2029.
Lo más sorprendente de esta transacción es que la iniciativa provino de los propios Mavericks, quienes hasta ahora consideraban a Doncic como su «jugador franquicia«. Sin embargo, diversos factores llevaron a la dirección del equipo a tomar esta drástica decisión.
Uno de los principales motivos es la fragilidad física del base esloveno. Actualmente, Doncic está lesionado desde Navidad y ha perdido 19 partidos consecutivos. A lo largo de su carrera en la NBA, ha promediado entre 10 y 15 partidos ausente por temporada, lo que este año será una cifra mucho mayor. Debido a esto, ha quedado fuera de la carrera por el MVP, ya que no cumplirá el mínimo de 65 partidos requeridos.
Otro factor determinante ha sido la complejidad de su renovación. Hasta hace poco, los Mavericks y Doncic parecían encaminados a una extensión de contrato por cinco años y 345 millones de dólares. Sin embargo, el gerente general de Dallas, Nico Harrison, optó por un cambio de rumbo, lo que derivó en este inesperado traspaso. Aunque en los Lakers no podrá firmar por esa cantidad, se espera que amplíe su contrato con la franquicia angelina, que lo ve como el sucesor natural de LeBron James.
Por último, la mejora defensiva fue un aspecto clave en la decisión de Dallas. Harrison justificó el movimiento señalando que «la defensa gana campeonatos» y que la llegada de Anthony Davis, un All-Star con mentalidad defensiva, dará al equipo una mayor oportunidad de éxito inmediato y a futuro. Doncic, reconocido por su brillantez ofensiva, no se ha caracterizado por su rendimiento en defensa, un ámbito en el que los Mavericks esperan mejorar con este intercambio.