En una exhibición impresionante ante Demetrius Andrade, David Benavidez arrebató la condición invicta a su oponente.
Este triunfo tamabién dejó claro que busca una oportunidad con Saúl «Canelo» Álvarez por el título mundial de los supermedianos.
La contienda, que tuvo un inicio parejo en los primeros tres episodios, se transformó en un espectáculo de poder por parte del Monstruo Mexicano a partir del cuarto round.
A pesar de un arranque equilibrado, el apodado Boo Boo Andrade demostró una disposición menos cautelosa de lo habitual y lanzó algunos golpes que mantuvieron a raya a Benavidez.
Sin embargo, fue en el cuarto episodio cuando el Bandera Roja desplegó su fuerza, conectando un derechazo fulminante que mandó a la lona a su oponente y dejó en claro que la pelea no iba a ser una tarea fácil.
Benavidez implementó una estrategia de corte de ring para evitar que Andrade recurriera a su típico juego de evasión.
El cuarto round vio al mexicano conectar un potente derechazo directo al rostro de Andrade, enviándolo a la lona, aunque la campana logró salvarlo momentáneamente.
Los siguientes dos episodios vieron a Benavidez intensificar su ofensiva, buscando un final por la vía del cloroformo.
Con Andrade incapaz de inquietar a su rival, el réferi y el equipo del retador decidieron probarlo por dos minutos más después del quinto round.
Sin respuesta positiva, al llegar a su esquina para el séptimo episodio, se tomó la decisión de no dejarlo continuar, reconociendo los riesgos de prolongar la pelea.
Al finalizar el encuentro, Benavidez lanzó un desafío directo a Saúl Álvarez, con la intención de cumplir con las posibles decisiones del Consejo Mundial de Boxeo, que había adelantado que el ganador se convertiría en el retador mandatorio.