En cuanto terminó su lucha en el Estadio de Wembley, CM Punk ingresó a los vestidores con el objetivo de atacar a Jack Perry. Sin embargo, en su camino se interpuso Tony Khan, dueño de All-Elite Wrestling, y toda la ira del luchador de Chicago se dirigió al empresario, quien temió por su vida por primera vez, situación que lo llevó a despedir a su máxima estrella. Al menos ese es el reporte extraoficial de lo que sucedió en Londres.
Como un efecto dominó, tras salir de AEW, el ‘Mejor del Mundo‘ se tragó un poco de su enojo y, de acuerdo a insiders estadounidenses, ya está en pláticas para volver la que una vez fue su casa: la WWE. Pero así como le pasó con Khan, Punk también tiene una tóxica relación con la familia McMahon, especialmente con Vince, de quien aseguró que ‘su muerte quizás sea la solución para que la empresa mejore’.
Fue en el verano de 2011, cuando el Chicago Made cambió la historia de la lucha libre solo con un micrófono en la mano. En aquel Monday Night RAW, Punk decidió sacar de su pecho todo el rencor que había guardado por mucho tiempo, sin importar llevarse entre los pies a compañeros, directivos, creativos y hasta fanáticos.
Su primer objetivo fue John Cena, quien recién terminaba un combate en contra de R-Truth.
«No te odio, John. De hecho, me caes bien. Me caes mejor que la mayoría que están en backstage. Solo odio esa idea de que eres el mejor… porque no lo eres», así empezó. «Solo hay una cosa en la que eres el mejor. Y es besándole el trasero a Vince. Eres tan bueno como lo era Hulk Hogan, aunque quizá no tanto como Dwayne (The Rock) Johnson».
A 12 años de la bomba en pleno escenario y tras probar suerte en el terreno independiente, UFC, AEW y hasta semiretirado, CM Punk está a nada de volver a la casa que un día incendió. (Record Deportes)