Ali Heibati, peleador de artes marciales mixtas (MMA), enfrenta el final de su carrera, no por una lesión o derrota, sino por una conducta violenta fuera del combate. El luchador iraní fue suspendido de por vida por la liga rusa de MMA, HFC, tras agredir a una chica del ring durante un evento.
El incidente ocurrió cuando Heibati, molesto y aparentemente fuera de control, pateó a la joven en la cadera mientras ella presentaba el primer round. La chica, llamada María, intentó confrontarlo, pero el réferi intervino, y ella abandonó el octágono. La respuesta de Heibati desató indignación tanto entre los asistentes como en la organización de la liga.
La HFC, que ya había advertido a Heibati por su conducta agresiva dentro del ring, tomó medidas severas tras el incidente, anunciando su suspensión permanente de la competencia. La reacción del público fue contundente: tras su derrota, Heibati fue agredido por la multitud a las afueras del octágono, dejando clara su desaprobación ante su conducta.
Tras el altercado, Heibati se disculpó públicamente en un video, alegando que su reacción fue el resultado del estrés y las emociones previas a la pelea. «Estaba tenso y, como la mayoría entiende, en la lucha las emociones pueden desbordarse. Me disculpo públicamente con María. Soy un hombre casado y respeto a las mujeres. Ella solo estaba haciendo su trabajo», explicó Heibati.
Aunque María aceptó sus disculpas, la organización mantuvo la suspensión de por vida y anunció que todo el sueldo de Heibati se entregaría a ella como compensación por la agresión que sufrió. La medida fue bien recibida por la comunidad de MMA y otros espectadores, que aplaudieron el castigo ejemplar para este tipo de conducta inaceptable.